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El Mono

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Acerca de

La sabiduría oriental nos informa que HOU es el nombre que en China se le da al Mono y, al mismo tiempo, se nos asegura que la dirección del signo citado corresponde al camino que nos lleva hacia el punto del horizonte situado entre el sur y el oeste, a igual distancia de ambos; esta trayectoria es, justamente, la contraria a la seguida por el Tigre y de aquí la incompatibilidad de ambos animales emblemáticos. Es considerado por los estudiosos de la demosofía oriental como un hijo del Cielo y de la Tierra, y por esto precisamente se le atribuyen, también, cualidades tanto de YIN como de YANG; todo esto por lo que respecta a China. En cuanto a la India, se supone que el Mono es uno de los mejores servidores de Dios, y tal vez uno de sus más cualificados adoradores. Dicen los maestros de la antigüedad que en un lugar alejado de la región oriental (otros afirman que el lugar se halla en el Occidente), sobresale de entre la tierra porosa la gran montaña Poshan; esta protuberancia del terreno, reconocida también como el lugar elegido por los seguidores del Tao para su idílico apartamiento de la sociedad y del mundo, produjo en su propio seno un gran huevo de piedra que, al crecer de continuo, resquebrajó la superficie de aquélla y, entre un fuerte viento, la abertura de la montaña fue ensanchándose hasta echar fuera de sí al enorme huevo, el choque brutal contra las duras rocas que existían en aquellos parajes, hizo que el huevo se partiera en dos mitades dentro de las cuales se escondía un hermoso Mono, también de piedra, y que, no obstante, poseía determinados sentidos, entre ellos la vista y el oído; carecía, no obstante, del don del habla y sólo emitía ciertos sonidos ininteligibles. Después de salir del huevo de piedra, el animal enigmático Mono, también de piedra, se fue rodando hacia un gran río de agua tan cristalina que apenas se percibía su existencia; el mono-piedra, descendió cada vez más y más, sin que por ello lograra tocar fondo; pasaba el tiempo, una eternidad de tiempo pasó, y el animal emblemático Mono-piedra seguía descendiendo por las profundidades del transparente torrente, y mientras descendía se transformaba lentamente, hasta que, por fin, se convirtió en un ser humano.

El mono es un ser curioso y de la curiosidad, únicamente de ella, nació la ciencia, por muy compleja que nos parezca hoy en día. Fue la curiosidad la que elevó al primer humanoide por encima del resto de los primates, al asir la primera y limitada herramienta; fue la curiosidad la que dio al fuego un vector que permitiese su discriminación, su utilización sólo en el punto preciso. Fue la curiosidad, la causa de que el hombre ascendiese a comprender sus mismos orígenes y se despojase de la superstición que le había arropado durante millares de generaciones. La curiosidad, esa gran arma con la que el hombre, temporal y débil, puede vencer a la formidable naturaleza y torcerla a su favor.

Hay algunos puntos débiles en la constitución de los mono que, según la experiencia recogida durante generaciones, está en el sistema circulatorio y en las articulaciones y en un cierto desequilibrio endocrino, que les hace propensos a engordar sin causa aparente alguna. 

Su actividad constante, su necesidad de estar haciendo cosas y estudiando otras, esa inquietud es también una forma de desgaste vascular, una cierta propensión a la hipertensión se puede deducir de tal frenética actitud. Pero todo esto no es nada que les preocupe ni deba preocuparles. Los primeros síntomas de problemas o trastornos circulatorios o en las articulaciones aparecen en la madurez, ligeramente adelantados a la época normal de aparición en el promedio de las personas de sus características y forma de vida.

Si usted es mono, enhorabuena. Si usted está enamorado o enamorada de un mono, mejor aún. Son personas divertidas y encantadoras, inteligentes y agradables. Como usted ya sabe, la belleza es sumamente apreciable y se agradece poder contar con una pareja que colme nuestras apetencias físicas; pero, además de guapos y guapas, los mono son inteligentes y saben hacer pasar el tiempo con rapidez, ya sea con ayuda de sus palabras, tan interesantes, o con el empujón de unos silencios muy elocuentes y respetuosos. Por tanto, enhorabuena si ha conseguido hacerse con el amor de un mono.

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