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El término magia (magi) nació en la antigua Persia, donde los Magos, una antigua casta de sacerdotes se ocupaban de todo lo que le era desconocido al pueblo. La religión de estos magos incluyó elementos babilónicos a lo largo del tiempo como la astrología, la demonología y la magia y se dice que también fueron los seguidores de Zoroastro. Pero la magia y los rituales nacieron en los primeros tiempos del Homo Sapiens, desde que realizó sus primeros enterramientos con ofrendas y concibió a la naturaleza como un ente separado de él que podía ejercer su inmenso poder, ya fuera para satisfacer sus necesidades o para borrarlo del mapa.

El camino de la magia en el mundo fue evolucionando desde un lugar privilegiado, hasta la actualidad, donde ciencias tan antiguas como la astrología o la alquimia, se han vuelto meros pasatiempos y son vistas con desconfianza por una sociedad acostumbrada al "rigor científico". ¿Pero sabe esa gente en realidad de dónde proviene esta ciencia?

De hecho, disciplinas como la química, la física o la astronomía, deben sus orígenes a que los alquimistas y astrólogos trabajaron durante cientos de años observando y repitiendo experimentos que los llevarían a un grado de conocimiento que hoy hemos desvirtuado y olvidado. Ellos originaron muchas de las técnicas y cálculos que hoy en día todavía se utilizan como componentes básicos de las ciencias duras. Lo irónico de esto es que todos estos antiguos conocimientos llegaran hasta el punto de ser prohibidos o ridiculizados como ocurre actualmente con la astrología, por ejemplo.

La magia, al igual que todo en esta vida, puede regirse por el bien o por la maldad. Dependerá de la persona que la canalice si los actos que resulten de ella serán justos y benéficos o malévolos y dañinos. Cualquiera de las dos magias es igual de poderosa, hay que recordar que no existe un dios más poderoso que otro, el tiempo de oscuridad es el mismo que el de luz, más bien, dependerá de cuán poderosa sea la persona que la maneja para hacer que un hechizo sea más efectivo que otro.

Tradicionalmente, a este tipo de magia "negra" se le ha identificado con la brujería, sin embargo, aquí hay una confusión en los términos que fomentó el cristianismo. La brujería es solo otra forma de denominar a la magia, sin embargo, durante la Edad Media, cuando la iglesia católica condenó a muerte a miles de personas inocentes, estas fueron llamadas brujas y se creó todo un folcklore de historias y neologismos que llenaban la cabeza de la gente con ideas demoníacas.

Como ya dijimos cualquier tipo de magia es igual de potente, solo depende de la persona que la maneje.

Algunos tipos de magia que la antropología ha estudiado, son la magia simpática, basada en la creencia en que uno debe imitar lo que quiere poseer: la magia vudú es un buen ejemplo de esto. Las personas se encarnan en muñecos a los que se les realizan los trabajos, así mismo, la utilización de partes del cuerpo para hacer pociones o hechizos es una de las constantes en estos ritos.

La adivinación se considera entre los tipos más comunes de magia, pero esto es incorrecto, debido a que es solo un método que se utiliza para hacer predicciones o para saber acerca del pasado, no es un tipo de magia en sí. Estas técnicas incluyen las cartas astrales, el tarot, las runas, el I Ching, oráculos, y muchas otras como la lectura de caracoles, el café, la cera, etcétera.

Así mismo, la magia más difundida en Europa, un tipo de brujería en la que se utilizan conjuros, hechizos, encantamientos y fórmulas para llamar a las fuerzas naturales encarnadas a veces en deidades.

Sin embargo, la magia tiene infinidad de vertientes que han sido mayormente estudiadas desde el punto de vista "científico" y "racional" que desde su interior mismo. Es como si se quisiera estudiar el mar sin entrar en él; la cantidad de información (en todo sentido) que se obtendría si tan solo se estudiara desde un enfoque más abierto y de acuerdo a nuestro tiempo, no con un tipo de estudio decimonónico y prejuicioso.

 

EL CONCEPTO DE MAGIA EN LA HISTORIA

Desde el origen de los primeros actos y rituales mágicos, el arte de modificar el destino humano (si este existe de verdad), ha sido uno de los grandes escapes que la gente ha tenido para huir de las preocupaciones de la vida corriente. Qué mejor que culpar a dioses y potencias extraterrenas de los males que nos acosan continuamente. La magia se creó para remediar esto, para poder intervenir en los designios humanos o divinos y cambiarlos a nuestro antojo. Poco a poco, se creó todo un corpus de leyes y textos que enseñaban este arte que, por supuesto, solo los elegidos podían manejar. ¿Cómo dejarle a cualquiera el conocimiento más profundo de la naturaleza de los dioses, de sus formas de actuar y de la forma en que se les puede evadir?

La brujería se volvió tan popular que pronto surgió una nueva clase en medio de las sociedades: los sacerdotes. Hombres sabios que tenían el poder del conocimiento en sus manos. Su "magia" provenía de la observación de los astros, de la conducta de los animales y de los humanos, de los ciclos de la naturaleza y de los fenómenos naturales, de su contacto con la energía universal.

El poder de esta nueva clase continuó siendo tan importante, mientras el ser humano dependía en gran medida de la naturaleza. A lo largo de los siglos, no se modificó mucho la forma de actuar de sacerdotes y chamanes, aún en los casos de conquistas de los pueblos, la religión o los brujos eran mantenidos sin ningún cambio, debido a que se les consideraba seres poderosos con los cuáles era mejor no meterse, además siempre convenía tener alguien así del lado de uno ¿no?

Hasta los romanos, uno de los mayores imperios de la historia, dejó las prácticas religiosas propias de cada lugar que ocupaba intactas. Más aún, muchas de ellas fueron incorporadas a sus propias creencias, y es por ello que encontramos entre sus dioses a una gran cantidad de seres originarios de otros pueblos, con variaciones insignificantes. Deidades y fiestas griegas, egipcias, babilonias, celtas o sajonas, fueron incorporadas a su panteón sin ningún reparo.

Es a la llegada del judaísmo y del cristianismo que esta regla se rompe. Las enseñanzas de los profetas judíos anunciaban que había que creer en un solo dios verdadero, y proclamaba a todos los demás como falsos y, más aún, como demonios paganos. Hay que recordar que para esa época, una de las religiones más grandes (por el tamaño de su imperio y su influencia en el mundo mediterráneo) era la romana, quien tenía dioses para toda ocasión, incluyendo entre sus festejos, abiertas bacanales y demostraciones sexuales sin ningún tipo de limitación puritana. Todas estas actitudes enfurecían a los profetas de la Biblia quienes tuvieron serias afrentas con los emperadores romanos y muchos de ellos sufrieron de dolorosas torturas que luego los convertirían en mártires.

A partir de este momento, la palabra magia se volvió sinónimo de adivinación y de artes taumatúrgicas, actividades prohibidas por esta nueva corriente religiosa (¡aunque los pobres "reyes magos" viajaran miles de kilómetros para ir a adorar a Jesús en la Epifanía!). Pero. Todo hay que decirlo, la culpa de esto no la tiene Jesús, sino sus predecesores y seguidores que desvirtuaron sus palabras creando una religión que tal vez él nunca tuvo idea en lo que acabaría.

En Exodo 22,17 dice: "A la hechicera no la dejarás con vida".

En Levítico 20,6: "Si alguien consulta a los nigromantes (los que practican la magia), y a los adivinos... Yo volveré mi rostro contra él, y le exterminaré en medio de su pueblo".

Y también en Levítico 19,26: "...No practiquéis encantamiento ni astrología..."

Como puede verse, es esta tradición más bien judeo-cristiana la que condena la brujería y no las palabras de Jesús.

La Edad Media continuó con esta línea de terror para implantar su ideología por la fuerza de la violencia. Y así siguió la persecución de brujas y magos más atroz de la historia, desapareciendo virtualmente la práctica de la magia abiertamente y convirtiéndose en esoterismo y ocultismo. Durante esta época el concepto de brujería englobaba todo un conjunto de prejuicios tales como la adoración al diablo y sus acólitos (demonios, trasgos (duendes), íncubos y súcubos), las relaciones sexuales con estos y los aquelarres.

Se creía que dentro de las actividades que las brujas ofrecían en pago por los poderes recibidos del diablo, estas provocaban epidemias o enfermedades, generaban fenómenos naturales y climáticos como tormentas o sequías, provocaban impotencia y esterilidad, abortos o agriaban la leche de los animales. Además de esto podían hechizar a un hombre mediante pociones y encantamientos hasta lograr su amor o su muerte, eran también las causantes del mal de ojo y se hacían invisibles cuando así lo deseaban, además de volar en escobas, por supuesto. Podían reanimar a los muertos, adivinar el futuro o transformarse en animales como gatos y lobos.

Durante la Europa medieval y hasta el siglo XVII la gente creía que las brujas se reunían en aquelarres una o dos veces por semana para comentar sus malicias y hacer adoraciones al diablo. Los aquelarres eran de jurisdicción local, mientras que los shabat o sabbath eran reuniones regionales que juntaban a cientos de brujas y neófitos para celebrar ciertas fiestas "paganas". La adopción de esta palabra judeo-cristiana se tomó también como una provocación a la religión. El lugar de reunión más famoso de la Europa antigua y medieval fue Brocken, el pico más alto de los montes Harz en Alemania. El sabat comenzaba con la iniciación del neófito haciendo pactos de sangre con el demonio, asignar un espíritu ayudante bajo la forma de un animal pequeño que fuera el sirviente del brujo, y realizar actos obscenos de obediencia al diablo. Pero esto no era mas que la interpretación de ritos arcaicos a la fertilidad que se celebraban antiguamente por toda Europa antes de la llegada del cristianismo y de su imposición como religión oficial.

Todas estas escenas estaban en la mente y en el folcklore de la época, en la literatura, en la arquitectura, la música y el teatro, la sociedad estaba metida en una esquizofrenia masiva que acabó con la vida de muchas de estas personas y con la práctica de la verdadera magia pura.

Es apenas actualmente con la llegada de la Era de Acuario y la apertura que esta trae, que el neopaganismo pudo recuperar gran parte de las creencias arcaicas que los pueblos antiguos profesaban. Además de esto, con el uso de la comunicación global ha sido posible, que muchas de estas creencias se practiquen de muchas formas y en cantidad de países que no la han vivido de cerca. Es también frecuente, que sean incorporados elementos propios de las culturas de cada país, lo que ha ido incrementando y enriqueciendo el arte de la magia en todo el mundo.

 

LA MAGIA EN EUROPA

En la antigüedad, la creencia en las prácticas mágicas a través de la intervención de espíritus y demonios era casi universal. Los escritos egipcios hablan de conjuradores y adivinos que obtenían sus poderes de los demonios y los dioses extranjeros. En el relato egipcio del enfrentamiento entre Moisés y el faraón para que los israelitas pudieran salir de Egipto, Moisés aparece como practicante de la brujería y sus seguidores como siervos de un dios extranjero. En el relato bíblico del mismo episodio, los sacerdotes egipcios que compiten con Moisés aparecen como hechiceros malignos. El mandato bíblico: "No permitirás la vida de los hechiceros" (Éxodo 22,18), fue una de las principales justificaciones para perseguir a los brujos en tiempos posteriores. En el Código de Hammurabi se encuentra una prohibición aún más antigua sobre la brujería, pero a pesar de todo ésta continuó floreciendo y tanto los caldeos y los egipcios, como otros pueblos occidentales, se hicieron famosos por sus conocimientos sobre el tema.

La hechicería y la magia también se desarrollaron en la antigua Grecia (basta recordar a figuras como las hechiceras Medea y Circe) y su práctica pasó a Roma y fue asimilada por la población. En el siglo II, Lucio Apuleyo escribió sobre los poderes y ritos de las hechiceras y en su Apología afirmó que la región helénica de Tesalia era morada de brujas que podían dominar la naturaleza. Sin embargo, otros escritores como Petronio y Horacio se habían burlado de estas creencias, que consideraban propias de gente inculta y vulgar.

Con la llegada del cristianismo y el rechazo de los cristianos a aceptar las divinidades oficiales, sufrieron persecución, pero gracias al emperador Constantino I el Grande, que fue el primero en convertirse al cristianismo, se atacaron los ritos paganos. Durante el siglo IV se desarrolló el Código Teodosiano, en el que se condenaba explícitamente el culto idolátrico y los ritos mágicos. Una de estas leyes condenaba con la pena capital a quienes celebraran sacrificios nocturnos en honor del diablo y sus acólitos, lo que dio comienzo a la persecución de las brujas.

La Iglesia cristiana, sin embargo, fue indulgente con ciertos ritos que estaban muy arraigados en la población, sobre todo con los supuestos hechizos o pócimas que acompañaban a las oraciones y que servían para curar un catarro o despertar una pasión amorosa. La Iglesia consideraba que no eran más que hierbas medicinales y afrodisiacos, y las personas convictas por estas prácticas sólo eran condenadas a hacer penitencia. Los sacerdotes luchaban por erradicar la fe pagana y el elemento mágico o 'milagrero' que se atribuía a un remedio medicinal. Pero, para consolidar su poder, la Iglesia no podía ni plantear un conflicto global con los numerosísimos devotos de estas creencias, ni tolerar los ritos antiguos, pues al parecer eran muchos los cristianos que también creían en el poder de estos hechizos. Por ello, se decidió perseguir y erradicar los auténticos actos heréticos.

La actitud de la Iglesia empezó a endurecerse conforme se fue fortaleciendo para poder luchar abiertamente contra los ritos arcaicos, ya en decadencia. Por otra parte, la creciente inquietud social y las tensiones sociales que gestaron la Europa moderna encontraron su expresión en la brujería, así como en la herejía y la secularización. Como estas tendencias amenazaban con socavar la autoridad eclesiástica, los prelados de la Iglesia las consideraron herejías e intentaron acabar con ellas.

La bula papal más influyente contra la brujería fue la Summis Desiderantes, promulgada por Inocencio VIII en 1484, que para ejecutarla nombró inquisidores regionales, y el Malleus maleficarum (el célebre Martillo de las brujas), escrito dos años después por los dominicos alemanes Heinrich Kraemer y Johann Sprenger. La persecución se dio en toda Europa, principalmente en el norte de Francia, suroeste de Alemania, países de Escandinavia e Inglaterra.

La fiebre de la caza de brujas obsesionó a Europa desde el año 1050 hasta finales del siglo XVII, apaciguándose ocasionalmente para resurgir después con furia. En el siglo XIII apareció el tribunal de la Inquisición, que se encargó de perseguir a los herejes. Los hijos eran obligados a denunciar a sus padres, los maridos a sus mujeres y los familiares y vecinos se denunciaban entre sí. Cientos de miles de personas fueron condenadas a la muerte por practicar la brujería. Se pagaba a los testigos para que declararan y a los sospechosos se les infligían torturas inhumanas para forzar su confesión. Los inquisidores no dudaban en traicionar sus promesas de perdón a aquellos que reconocían su culpa. Surgieron 'cazadores de brujas', a los que se pagaba una recompensa por cada fallo condenatorio, que reunían las acusaciones y después ponían a prueba a los sospechosos. Se suponía que todos los brujos y brujas tenían marcas hechas por el diablo en alguna parte de sus cuerpos, que eran insensibles al dolor. Algunas señales que probaban ser acólito del diablo era tener los pezones grandes, que supuestamente servían para amamantar a los espíritus siervos, o ser incapaz de llorar. Además, se llevaban a cabo pruebas que determinaban la culpabilidad; una de ellas era la prueba del agua, que consistía en arrojar a la supuesta bruja a un tonel de agua: si se hundía era considerada inocente, pero si flotaba era reconocida culpable de herejía.

Los colonos ingleses llevaron a Norteamérica las creencias en la brujería. Es famoso el proceso de Salem (Massachusetts), que tuvo lugar en 1692 y en el cual, después de numerosos interrogatorios y torturas, se condenó a más de 20 personas.

LA MAGIA EN AMERICA Y AFRICA

La magia nativa de América fue llevada a su cúspide por los indígenas de los que hoy es Norteamérica. Estos, denominados "brujos o chamanes", tenían el poder de canalizar las energías telúricas para curar enfermedades, para la adivinación y la bendición, además de ser sumamente respetados por su pueblo, debido a la gran comunicación que mantenían con toda la Creación. El vasto conocimiento que reunieron sobre herbolaria era una de sus cualidades más impresionantes, así como el equilibrio con su entorno.

Estas creencias que se practicaban hasta la llegada de los españoles como una práctica rutinaria, fueron diezmadas junto con su población por la implantación de la fe católica y la inquisición española en América Latina. En las remotas y desérticas zonas del norte de México se mantuvieron sin embargo, un gran número de estos chamanes, siendo visitados inclusive hasta por la alta sociedad cuando su fama llegaba a crecer. Actualmente, libros como los del chamán Juan Castaneda y María Sabina, han reanimado el interés por el conocimiento de una realidad más allá de la que conocemos y con la que podemos interactuar por medio de la magia y la brujería.

En el caso de la antigua religión africana, íntimamente ligada a la tierra también, los chamanes o brujos utilizan más un tipo de magia simpática que requiere de intermediarios y sacrificios para la concesión de las peticiones. La antigua religión africana llena de espíritus tutelares, fue igualmente perseguida por los blancos cuando estos descubrían a sus esclavos practicando ritos diabólicos y sangrientos en sus barracas y en reuniones al aire libre. Sin embargo, las religiones negras sobrevivieron debido a la práctica durante siglos de un pueblo que no tenía nada más que sus creencias para soportar la vida.

Posterior a la inquisición americana y a la esclavitud, las religiones nativas se fusionaron con la católica para formar una nueva forma híbrida de magia denominada Espiritismo y Santería, en la cual, la fusión de elementos y deidades arcaicas con santos, la virgen y hasta el niño Dios, creaban, por lo general una trinidad de seres humano-divinos que tenían la facultad de interceder ante las figuras más elevadas y pedir por las causas humanas. Así mismo, hacían curaciones milagrosas y concedían favores a sus fieles. En estas religiones los brujos suelen ser mediums a través de los cuales alguna de estas tres potencias se manifiesta para dar el beneficio pedido.

 

PERO ¿QUÉ ES LA MAGIA?

La magia como la definimos al principio de este trabajo es solo un fenómeno paranormal, en el supuesto caso de que existiera. La magia es real, no se adquiere de modo sobrenatural y no es un arte. Aprender magia involucra cambiar el procedimiento de pensar mecánicamente y estar conscientes de cada movimiento que hacemos y de cada palabra que decimos. Podríamos definirla como el proceso de canalizar la energía (cualquier tipo) y enfocarla hacia un propósito determinado. Como vemos, esto no tiene nada de misterioso, la energía que conforma cada cosa está allí para todos, independientemente de sí nosotros la sentimos o no. Los astrónomos nos dicen que todos los cuerpos celestes están formados por partículas llamadas polvo cósmico, átomos cargados de la energía que generó el Big Bang o la Gran Explosión que dio origen al universo como lo conocemos hace millones de años y que generó el primer movimiento. Todos esos átomos se dispersaron y se siguen dispersando aún, no sabemos si para seguir con ese movimiento expansivo o si para contraerse de nuevo hasta ese punto de materia tan condensada que explotará de nuevo.

Entonces ¿dónde está lo esotérico en decir que estamos formados de energía? ¿no es la astronomía una ciencia dura y con credibilidad? ¿por qué las ciencias clásicas dicen verdades a medias?

Las ciencias naturales dividen todo lo que está sobre este planeta en tres reinos: animal, vegetal y mineral. Según esta misma clasificación, el grupo mineral no tiene vida...si eso es cierto por qué los cuarzos y los diamantes transmiten energía y son tan valiosos para la tecnología electrónica de vanguardia. Estas ciencias también nos dicen que la energía no se crea ni se destruye, solo se transforma. Es decir, la energía siempre ha estado allí y siempre estará, solo que en diferentes estados. Entonces, ¿puede algo no tener vida en un universo en el que la energía es omnipresente? ¿no es la energía la que da la vida? ¿por qué entonces si no existiría la energía cinética y la energía potencial, el yin y el yang?

Ahora bien, una vez que nuestro cerebro asimila que en todo, absolutamente todo, hay vida, de una forma u otra, podemos comunicarnos con esa vida a través de nuestra propia vida, sintonizarnos en su misma frecuencia o sintonizarla a ella en nuestra propia frecuencia. Esto es canalizar la energía, sentir cómo puede fluir a través nuestro o a nuestro alrededor, inclusive a kilómetros de distancia, otra longitud de onda similar a la nuestra o a la cual nos hemos adaptado. De esta forma se logra la sanación a distancia, de esta forma se logra la telepatía, así trabajan los mediums y los clarividentes. Como uno puede ver, no tienen nada de extraños estos "fenómenos". Pero esto es la primera parte solamente, sintonizarnos con la frecuencia que deseamos. Ahora sigue la comunicación con ella, esto es la magia. La Magia es enfocar o dirigir esa energía para un propósito determinado: puede ser curar a una persona, sacarlo del coma, hacer que algo suceda, acercar o alejar personas, etcétera.

En un hechizo, un conjuro o un encantamiento se dicen palabras que cualquiera puede decir, pero a las que les damos una intención y, mediante ellas canalizamos la energía que deseamos hacia nuestro objetivo. Por ello las palabras son tan poderosas y por eso solo el ser humano sabio debe utilizarlas para la magia. También es importante recordar que todas las cosas han sido creadas de diferente manera y que esto debe respetarse, la diversidad y la tolerancia van de la mano, una no podría existir sin la otra. No podemos traducir versos formulados para hacer encantamientos y conjuros porque desde luego estamos haciendo una violación a esta variedad en la Creación. Todas las cosas se crearon en un lugar y en un tiempo determinados y debemos respetar eso. Por ello resultaría infructuoso decir un hechizo en inglés sin entenderlo, pero también estaría equivocado llevar esas palabras creadas de otra forma, a un modo completamente diferente de hablar y de pensar.

La naturaleza nos da variedad y conocimiento, debemos recordar que las palabras tienen un poder especial que podemos aprovechar para el bien o el mal, si no sabemos como manejarlo es mejor no hacerlo, porque jugaríamos con reglas fundamentales de la vida.


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